Gran Canaria emergió del Atlántico hace unos 14,5 millones de años (Mioceno medio), como un gran edificio volcánico en escudo formado por coladas basálticas y una altura estimada en unos 2.000 m. Poco a poco, su magmatismo evolucionó hacia la emisión de lavas y coladas félsicas (traquitas, riolitas y fonolitas). Erupciones altamente explosivas (plineanas) que cubrieron la práctica totalidad de los basaltos iniciales, vaciando la cámara magmática del volcán primigenio, que al colapsar formó la gran Paleocaldera de Tejeda (hace entre 13,9 y 13,3 millones de años).
La nueva caldera continuó rellenándose con emisiones sálicas durante el Mioceno superior (hasta hace unos 8 millones de años), dando lugar a una Formación fonolítica. Una superposición de estratos diversos (lavas fonolíticas, ignimbritas, tobas, brechas, etc.). Lavas y piroclásticos fonolíticos (en ocasiones traquifonolíticos) que constituyen hoy los estratos inferiores del Guiniguada.
Esta formación sálica es la que retiene buena parte de las aguas subterráneas en el barranco, y a la que llegan la mayoría de pozos y minas. Un acuífero libre fracturado, cuyo nivel saturado se encuentra en esta formación, sobre la que posteriormente se acumularon los materiales del Ciclo Roque Nublo, en su mayor parte hoy también enterrados en Guiniguada.